Traducción de Micaela van Muylem
"El hermano la llamó justo antes de perder la pierna. Ese año todavía no habían hablado.
-Estoy en el hospital -dijo llorando.
Olivia no se alarmó enseguida. Por su diabetes, no era raro que estuviera en el hospital. Tampoco le extrañaron sus lágrimas. Acababa de apagar la computadora en la oficina. Faltaban diez minutos hasta que comenzara la reunión con los accionistas. Se reclinó en el asiento y escuchó llorar al hermano.
Marcus era un paciente espantoso, volvía locos a los médicos.
"¡Me niego a que me condicione la vida!", solía exclamar. Bebía y comía lo que se le daba la gana, se olvidaba de ponerse las inyecciones a horario, se salteaba los controles y sólo cuando caía gravemente enfermo se preguntaba cómo era posible que le ocurriera eso. Ya estaba acostumbrada, y también estaba acostumbrada a que al final todo siempre saliera bien.
Marcus sollozaba y Olivia esperó a que pudiera volver a hablar.
Cuando se tranquilizó dijo:
-Estoy por entrar al quirófano.
-¿Al quirófano?
-Van a ver si pueden... van a ver qué pasa con mi pierna."
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Caballo Negro (Córdoba)
124 págs. - 20 x 14 cm.
Prensa
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