Nueve cuentos y una obra de teatro
Traducción y prólogo de Gabriela Bejerman
De una extrañeza inquietante y una agudeza a veces conmovedora, a veces cómica, los relatos reunidos en este volumen –hasta ahora inéditos en español–, junto a Verano en la glorieta, la obra de teatro en la que trabajó durante ocho años y que rápidamente se consideró de culto, completan el universo de la breve pero genial obra de Jane Bowles. Una obra que a pesar de construirse a partir de la imposibilidad, los deseos no expresados, las insatisfaciones, de estar poblada de personajes a la deriva en sus propias vidas, atrapados en vínculos familiares asfixiantes o atravesados siempre por algún dilema o dualidad, no deja de ser divertida y disparatada.
“La mayor figura que haya dado la novelística americana… Toda su obra respira una sensibilidad incomparable que encuentro aún más conmovedora que la de Carson McCullers”. TENNESSEE WILLIAMS
“Ningún otro escritor contemporáneo puede producir constantemente una sorpresa de esta calidad, esa sorpresa que es el ingrediente esencial del gran arte. Jane Bowles trabaja casi exclusivamente con este bien escaso”. JOHN ASHBERY, The New York Times Book Review
*****************************
"A Laura el pelo le llegaba hasta los hombros y le cubría la mitad de su cara ensimismada. Densos y oscuros pinos impedían que el sol entrara en su cabaña, pero una lamparita azul que imitaba la luz del día colgaba del techo, arriba de su cabeza. Ella era toda una hermosura.
Sally McBridge estaba parada en la puerta sonriéndole. La suya era una delicada carita rosa con ojos azules, redondos pero fanáticos. Todos los veranos iba a Camp Cataract, el personal la consideraba una especie de loca y una tonta. Se vestía como una pueblerina anticuada, parecía de otro país o de otra época. Ahora llevaba un saco negro con cuello naranja y un sombrerito. No pasaba los treinta y nueve o cuarenta.
-¿Cómo estás? -le preguntó a Laura-. Pensé que ya ibas a estar vestida y lista para ir a cenar.
-No puedo vestirme -dijo Laura sin mirarla.
-¿Te dio un ataque de melancolía? -preguntó Sally con una sonrisa.
Laura no contestaba.
-Te voy a decir una cosa -siguió Sally-. Tienes que vivir en paz, la tengas o no la tengas. Si quieres, puedes ganarle a la vida -la expresión de Sally en ese momento era casi malvada, incluso calculadora. Laura la miró por primera vez.
-¿Y entonces qué queda cuando le has ganado? -preguntó sin ánimo.
-La felicidad, eso es lo que queda -respondió Sally-. La vida es un caos y la felicidad es un sistema. Como una jaula muy fuerte pero que está entretejida con tanta delicadeza que el caos de la vida se queda afuera. Ten en cuenta que dije jaula y no habitación. La diferencia es enorme.
-¿La diferencia entre qué y qué?
-Si tu sistema para ser feliz es parecido a una jaula muy delicada, puedes mirar afuera y los demás pueden ver adentro, pero aquello que te protege es tan fuerte como las rejas plateadas de una jaula. Ahora, en una habitación sí que estás aislada."
---------------------------------------------
Eterna Cadencia (CABA)
256 págs. - 22 x 14 cm.
Prensa
Página12: La jaula propia LEER
La Nación: Un intento exasperado LEER
Clarín: Existencialismo absurdo LEER
| 1 cuota de $22.865 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.865 |
| 3 cuotas de $8.450,14 | Total $25.350,43 | |
| 6 cuotas de $4.664,84 | Total $27.989,05 |
| 3 cuotas de $8.979,85 | Total $26.939,54 | |
| 6 cuotas de $5.068,03 | Total $30.408,16 |
| 9 cuotas de $3.913,98 | Total $35.225,82 | |
| 12 cuotas de $3.305,14 | Total $39.661,63 |
| 9 cuotas de $4.703,08 | Total $42.327,69 | |
| 12 cuotas de $4.239,36 | Total $50.872,34 |
