Traducción de Gloria Méndez Seijido - Ilustraciones de Frank Thayer Merrill
"Dado que a los jóvenes lectores les gusta saber cómo son los personajes, haremos un inciso para describir a las cuatro hermanas, que tejen en la penumbra de una tarde de diciembre, mientras fuera la nieve cae mansa y en el interior crepita alegremente el fuego del hogar. La sala de estar era acogedora, a pesar de la alfombra de colores desvaídos y el sencillo mobiliario, pues las paredes estaban decoradas con unos cuantos cuadros de calidad, los estantes rebosaban de libros, en las ventanas asomaban crisantemos y eléboros y se respiraba un ambiente de paz hogareña.
Margaret, la mayor de las cuatro, contaba dieciséis años, era una joven muy hermosa, rolliza, de piel clara y ojos grandes, con una larga cabellera castaña, sonrisa dulce y manos blanquísimas de las que estaba muy orgullosa. A sus quince años, Jo era muy alta, delgada y morena, y tenía un aspecto desgarbado que recordaba al de un potrillo, como si no supiese qué hacer con sus largos brazos y piernas. Su boca reflejaba un carácter decidido, su nariz resultaba cómica y sus ojos grises, perspicaces, no se perdían un solo detalle y lanzaban miradas unas veces fieras, otras divertidas y, en ocasiones, meditabundas. Su cabello, largo y abundante, era su principal atractivo, pero solía llevarlo recogido con una redecilla para que no le molestase. De hombros redondeados y manos y pies grandes, Jo acostumbraba a llevar ropas holgadas y tenía el aspecto de una jovencita que se volvía mujer a su pesar y no se sentía cómoda en su nuevo papel. Elizabeth -o Beth, como todos la llamaban- era una muchachita de trece años, de mejillas sonrosadas, cabello suave y ojos vivos, carácter tímido, voz tenue y semblante sereno, que casi nunca perdía la compostura. Su padre la había apodado «señorita Tranquilidad» con justa razón. Se diría que Beth vivía en un mundo propio, feliz, del que solo se aventuraba a salir para comunicarse con las pocas personas a las que quería y en quienes confiaba. Amy, a pesar de ser la menor, era uno de los miembros más importantes de la familia, o al menos eso pensaba ella. Era una niña de tez clara, ojos azules y cabello rubio que caía en tirabuzones sobre sus hombros. Pálida y delgada, se comportaba siempre como una damita atenta a sus modales. En cuanto al carácter de las cuatro hermanas, dejaremos que el lector lo vaya descubriendo por sí mismo.
El reloj dio las seis y, tras barrer el hogar, Beth acercó a él un par de zapatillas viejas para que se calentaran. Aquello tuvo un efecto tranquilizador en las muchachas, pues sabían que significaba que su madre no tardaría en volver. Se prepararon para recibirla. Meg dejó de sermonear a sus hermanas y encendió la lamparita, Amy se levantó de la butaca sin que se lo pidieran y Jo se olvidó de lo cansada que estaba y se incorporó para sostener las zapatillas cerca de las llamas.
-Ya están muy gastadas, mamá necesita unas nuevas.
-Pensaba comprarle unas con mi dólar -comentó Beth.
-¡No, yo lo haré! -exclamó Amy.
-Como hermana mayor que soy... -comenzó Meg, pero Jo la interrumpió para decir, muy decidida:
-Ahora que papá no está, yo soy el hombre de la casa, y seré yo quien le compre las zapatillas, porque papá me encargó encarecidamente que, en su ausencia, cuidase de mamá.
-Ya sé qué podemos hacer -medió Beth-. En lugar de que cada una se compre algo para sí, ¿por qué no invertimos el dinero en regalos de Navidad para mamá?
-Es una idea excelente y muy propia de ti -exclamó Jo-. ¿Qué podemos regalarle?
Meditaron unos minutos, muy serias.
-Yo le compraré unos guantes -anunció Meg mirándose las manos, muy bonitas, como si estas le hubiesen inspirado-. Le regalaré un hermoso par de guantes.
-Y yo unas buenas zapatillas, las mejores que haya -apuntó Jo.
-Y yo unos pañuelos bordados -dijo Beth.
-Yo le regalaré un frasquito de colonia; le gusta y no resulta demasiado caro. Con lo que sobre me compraré algo para mí -terció Amy.
-¿Cómo le daremos los regalos? -preguntó Meg.
-Podemos dejarlos sobre la mesa, ir a buscarla y ver cómo los abre, como solíamos hacer el día de nuestro cumpleaños, ¿recordáis? -contestó Jo."
---------------------------------------
Austral / Booket (CABA)
688 págs. - 19 x 13 cm.
Prensa
Feminacida: Publicado en 1868 por encargo, representó para muchas un acercamiento a la psiquis femenina de una forma más terrenal y realista LEER
BBC: Louisa May Alcott: la extraordinaria historia de la autora de "Mujercitas" LEER
The Objective: La huella de Mujercitas y Louisa May Alcott en 150 vueltas al sol LEER
El Universo: Las 'Mujercitas' de Louisa May Alcott y Greta Gerwig LEER
Wikipedia: La vida de cuatro niñas que tras pasar la adolescencia, con la Guerra Civil en los Estados Unidos como fondo, entre 1861 y 1865, se convierten en mujeres LEER
1 cuota de $0 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $0 |
1 cuota de $0 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $0 |
3 cuotas de $0 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $0 |
3 cuotas de $0 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $0 |