"En la sala de espera de una clínica platense volví a ver la cabeza de Luis, cachado capitel, siniestramente puesto entre los hombros de su segunda esposa. Ahora sé que lo perdí para siempre y por toda la eternidad entiendo que jamás sentiré su contacto, tan dulce y tan mío entonces, porque su segundo matrimonio debió de ser una feliz unión, y por eso ella pudo salvar su cabeza de la muerte, salvar la expresión del único humano que amé como pareja normal. Porque también he amado apasionadamente a mi tía abuela.
Durante largas noches invernales me abrigaba a mí misma abrazándome. Imaginaba el amoroso reencuentro en la penumbra lila azul, tonalidad en la que se mueven los fieles difuntos. Ahora sé que la está esperando sólo a ella tal vez para que le devuelva su cabeza. Mi mamá opinaba que los matrimonios muy unidos y armónicos, en la vejez, parecen hermanos. No fue su caso, porque mi mamá tenía cierta semejanza con el señor Roux. Pero esta es otra historia.
Ante la viuda de Luis, a pesar de que nada ni nadie puede rasgarme, quebrarme o mutilarme, porque todo eso ya me ocurrió, experimento espantosa sensación de terror. Y la amenaza de un desarraigo total, final y horrendo me abate hasta derramar ríos de llanto en la Laguna Estigia luego de dar las consabidas siete vueltas alrededor del Infierno para caer en el desván del más allá. Y envidio a esa mujer. Envidio su viudez. Qué no daría por ser la viuda de Luis, yo, que nunca fui nada de nadie.
Golpes y porrazos me han convertido en un remedo de mi tía abuela, y acaso la enanita me esté esperando parada a la puerta del misterioso arcano haciendo señas para que entremos juntas. Subo a mi desván renqueando. El asqueroso bicho en que me he convertido revisa un antañoso arcón de papeles y fotografías, de informes de maestra y psicóloga, solicitados por mi padre, preocupado por develar el porqué del monstruo que había engendrado, para sacar en conclusión si fue su culpa o la consecuencia de alguna herencia morbosa por línea materna."
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Tusquets (CABA)
256 págs. - 21 x 14 cm.
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